lunes, 21 de febrero de 2011

Esta Semana Pasó, y ni siquiera he podido llorar: devenires del trabajador contemporáneo

Si sé que es un título bastante extraño pero describe con exactitud mi semana anterior y en lo que puede convertirse esta. No es que sea yo pesimista es que juzgo por los hechos. En este comienzo de año he tenido semanas repletas de trabajo y de incidentes varios que hay que resolver con prontitud e inteligencia. A veces no sé si lo que decido está correcto si satisface a todo el mundo. Yo trato de hacer mi mejor esfuerzo, de hacer lo mejor pero muchas veces lo que uno cree que está bien no lo está en realidad. Es por eso que tengo tanto estres, tantos nervios, que me hacen sentir cansada. Pero lo peor es que desde hace como 3 semanas me viene pasando lo mismo: El miércoles es mi día de trabajo más duro y al final del día, yo termino feliz, siento que he hecho el trabajo bien y llego el jueves y resulta que todo ha sido una mierda. Eso me agota y cuando me agoto, me desespero y me dan ganas de llorar, de salir corriendo. Pero en estas semanas ha sido tal el trabajo, que ni siquiera me he podido detener a desesperarme con tranquilidad, a llorar como se debe para poder pensar con mas serenidad las situaciones. Termino de hacer una cosa y no puedo parar, debo seguir de inmediato con la otra para no atrasarme. Así que me disculpo abandonar el blog, por no haber vuelto a escribir con juicio.
El mundo laboral es entretenido, es de permanente aprendizaje y de exigencia sin parar. Eso me parece todo un desafío pero siento que el mundo laboral contemporáneo flexible, vertiginoso y globalizado, me quita espacios como persona. Es decir, hace rato que no retomo mis lecturas de novelas porque si lo hago me atraso en mis deberes y eso sería enfrentar un colapso de dimensiones nucleares. Extraño mucho poder leer mis novelas tardes enteras, o salir a caminar por ahí sin nada que hacer. Esas lecturas, la posibilidad de sentarme a escribir, son mis escapes y siento que el trabajo me las merma. Algunos dirán que es falta de organizarme. No sé. Me es imposible trasnochar, o madrugar a las 3 am a hacer cosas. Mi cuerpo me pide dormir lo más para sentir descanso eso es un problema. A veces quisiera tener un organismo más fuerte pero ni modo. Hoy enocontré este ratico para sentarme y echar esta lora que probablemente no le interese a nadie más que mi. Y qué más da!!!
Mi desesperación unida a mi cansancio ha sido tal, que he pensado usar esos servicios que prestan los hoteles de un día spa express a ver si recupero algo de energía. Pero la verdad temo quedar más cansada sin embargo, no descarto esa posibilidad. Siento también que me hace falta ver a mis amigas con más frecuencia. Tenerlas cerca es importante al menos para mí. Sé que ellas trabajan tanto o más que yo y también tienen horarios de locos y deben trabajar en fin de semana.
El ser trabajador contemporáneo es exigente. No enloquecer depende de saber que el trabajo no es la vida y que para conservar el trabajo, lo primero es asegurara que la vida siga su curso, que vaya bien y tranquila. Si se entiende el trabajo como la vida entera, ahí vienen los problemas. EL trabajo es solo eso , no es la vida y así hay que entenderlo. Hay que pensar en vivir en hacer cosas distintas y en hacerlas en efecto no solo en pensarlas. No a la esclavitud del trabajo inmaterial, Si a tener vida y trabajo y no solo una de las dos!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bueno entiendo totalmente esto. Estaba recordando cuando vivía frente a la Javeriana y al menos teníamos tiempo de echar chisme y de reírnos como bobas al menos por media hora: ¿Qué está pasando? No puede ser que las redes sociales hayan dado paso a la pérdida total de nuestros cálidos y tan añorados espacios.