Recibí como regalo de cumpleaños en 2009 esta novela y solo hasta este año la leí. Creo que me la regalaron porque había un personaje enano, pero la verdad al leerla descubrí que ese no era su mayor encanto. No me demoré sino 3 días porque me enganché con las aventuras de Shúrik y su incapacidad eterna para negarse a cualquier cosa.
Esta novela de la premiada Ulitskaya, fue ganadora del premio a mejor novela del año en Rusia en 2004. La autora ha sido traducida a varios idiomas, y ha escrito también cuentos, poesías y guiones para cine.
Esta novela también me encantó porque nos habla de la cotidianidad de Rusia, de sus costumbres en las diferentes estaciones, de sus calles, bibliotecas, comidas y de la educación sentimental de Shúrik, por parte de su abuela Yelizaveta de fuerte temperamento, y de su madre, Verushka, débil. Shúrik crece con la idea de que su misión en el mundo es atender los requerimientos de todos quienes lo rodean, que casualmente, son siempre mujeres, como en su casa. Y atender los requerimientos se refiere, no solo a favores de tipo doméstico masculino, sino a favores sexuales. El siente que ese es su deber. Al llegar a los 30 su prontuario de féminas es grande pero aún sigue siendo un mamito tras las faldas de Verusia su mamá. Shúrik no encuentra afuera, en ninguna mujer, lo que busca. Todas son pasajeras, todas tienen problemas físicos como Valeria, y Zahana la enanita, o mentales como Svetlana, o han sido abandonadas como Lena, pero a la par, con todas algún rollito tiene porque siente que es su deber. Como una especie de caridad masculina.
Quien permanece en su recuerdo permanente, a quien añora tener a su lado es a Lilia su amor de juventud. En efecto, el encuentro se produce y Lilia que ha crecido y ha cambiado, encuentra a un Shúrik estancado en el tiempo, aún al lado de su mamá quien un día le habló de matrimonio y Shúrik respondió esta aterradora frase: "¡Verusia! No pienses en eso. Eres la única mujer con la que podría haberme casado. Pero no hay otra como tú..."
La novela me llevó por variadas emociones. Me mantuvo en tensión todo el tiempo por ver qué ocurría y qué era capaz de hacer Shúrik; me trasladó a otro espacio geográfico completamente diferente y eso me gustó mucho, me llevó a otras costumbres y códigos culturales que me asombraron y finalmente me condujo a la rabia, y la lástima por la patética vida Shúrik.
También la novela me puso a reflexionar sobre el hecho de que los hombre como Shúrik, son más frecuentes de lo que uno como mujer puede pensar. Hay más mamitos como él que aún no han cortado su cordón umbilical y hacen lo que mami diga sin importar si es eso lo que ellos quieren de verdad. Me imagino que hay de estos "Shúrik" que habitan oficinas, bares, universidades, y obvio las casas de sus mamis, o peor, las suyas propias decoradas y arregladas al gusto de sus mamis.
En general una buena novela, divertida, escrita impecablemente.
Esta novela de la premiada Ulitskaya, fue ganadora del premio a mejor novela del año en Rusia en 2004. La autora ha sido traducida a varios idiomas, y ha escrito también cuentos, poesías y guiones para cine.
Esta novela también me encantó porque nos habla de la cotidianidad de Rusia, de sus costumbres en las diferentes estaciones, de sus calles, bibliotecas, comidas y de la educación sentimental de Shúrik, por parte de su abuela Yelizaveta de fuerte temperamento, y de su madre, Verushka, débil. Shúrik crece con la idea de que su misión en el mundo es atender los requerimientos de todos quienes lo rodean, que casualmente, son siempre mujeres, como en su casa. Y atender los requerimientos se refiere, no solo a favores de tipo doméstico masculino, sino a favores sexuales. El siente que ese es su deber. Al llegar a los 30 su prontuario de féminas es grande pero aún sigue siendo un mamito tras las faldas de Verusia su mamá. Shúrik no encuentra afuera, en ninguna mujer, lo que busca. Todas son pasajeras, todas tienen problemas físicos como Valeria, y Zahana la enanita, o mentales como Svetlana, o han sido abandonadas como Lena, pero a la par, con todas algún rollito tiene porque siente que es su deber. Como una especie de caridad masculina.
Quien permanece en su recuerdo permanente, a quien añora tener a su lado es a Lilia su amor de juventud. En efecto, el encuentro se produce y Lilia que ha crecido y ha cambiado, encuentra a un Shúrik estancado en el tiempo, aún al lado de su mamá quien un día le habló de matrimonio y Shúrik respondió esta aterradora frase: "¡Verusia! No pienses en eso. Eres la única mujer con la que podría haberme casado. Pero no hay otra como tú..."
La novela me llevó por variadas emociones. Me mantuvo en tensión todo el tiempo por ver qué ocurría y qué era capaz de hacer Shúrik; me trasladó a otro espacio geográfico completamente diferente y eso me gustó mucho, me llevó a otras costumbres y códigos culturales que me asombraron y finalmente me condujo a la rabia, y la lástima por la patética vida Shúrik.
También la novela me puso a reflexionar sobre el hecho de que los hombre como Shúrik, son más frecuentes de lo que uno como mujer puede pensar. Hay más mamitos como él que aún no han cortado su cordón umbilical y hacen lo que mami diga sin importar si es eso lo que ellos quieren de verdad. Me imagino que hay de estos "Shúrik" que habitan oficinas, bares, universidades, y obvio las casas de sus mamis, o peor, las suyas propias decoradas y arregladas al gusto de sus mamis.
En general una buena novela, divertida, escrita impecablemente.
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