miércoles, 2 de septiembre de 2009

Columna de Mariana Jaramillo: Donar órganos: mantener la vida

Quiero manifestar hoy públicamente que cuando me muera, quiero que los órganos que tenga en buen estado se donen. Creo que el cuerpo es un bien prestado y donar órganos me parece una oportunidad muy grande de servir. En Colombia no está muy popularizada esta práctica porque hay una serie de mitos y creencias sobre esa dualidad cristiana cuerpo-alma. Esta dualidad hace que el cuerpo se mitifique y luego de la muerte, cuando el cuerpo ya no cumple ninguna función, aún se quiera conservar para que se pudra en la tierra o lo consuma el fuego, cuando podría dar vida a muchos que lo necesitan. Para donar órganos solo se necesita hacer manifiesta la voluntad de querer hacerlo a los familiares y si se quiere, sacar un carné que lo acredite como donador. Este carné debe llevarse siempre pues en caso de un accidente, es bueno conocer esta decisión.

Considero que en Colombia le falta difusión a esta práctica que está rodeada de mitos urbanos con respecto al tráfico de órganos. Pero además de la escasa difusión, repito, están los mitos cristianos en torno a lo que puede ocurrir si el cuerpo se entierra incompleto, a ese celo con el cuerpo físico como una posesión que contiene a la persona. Si bien el cuerpo es la parte material de alguien, una persona trasciende ese plano y está llena de otras cualidades que se alejan de lo físico. Pero esas creencias y el culto al cuerpo como la plenitud del yo no es otra cosa que un egoísmo matizado con narcisismo. El cuerpo físico es sólo una parte de lo que es una persona. Es además una parte que se muere pero que puede ser usada por quien la necesite para continuar la vida. Por qué enterrar un cuerpo completo si podría ser más útil dejar lo que esté en buen estado para que otros puedan vivir? La posesión que se guarda con respecto al cuerpo físico, el miedo ancestral a ser incompleto o mutilado, la creencia de que dejando partes el alma no descansa en paz. Yo creo que lo que es egoísta es morirse con salud y enterrarse, sin darle la posibilidad a otro, con generosidad, de seguir adelante. En Colombia hay muchas personas en lista de espera por córneas, hígados, riñones, pulmones, páncreas, pero a pesar de los índices de mortalidad en el país, los que esperan un órgano muchas veces mueren sin que aparezca un donante. Yo no considero eso justo. Yo creo que uno debe servir y ayudar a otros y la donación es una forma maravillosa de hacerlo. Claro que se trata de un deseo, de una voluntad, no se puede obligar a alguien a dar sus órganos pues no todas las personas creen que está bien hacerlo. Hay quienes ya no tienen falsas creencias sino miedo o desinformación. Es por eso que es importante que la gente que tiene alguna inquietud o que le gustaría donar sus órganos, despeje sus dudas y se comunique a la línea nacional 01 8000 113 400 o visite la página www.transplantados.com allí le informarán con claridad sobre la donación de órganos. También creo que hacen falta políticas de difusión, y publicidad sobre este tema que podría salvar miles de vidas. Hay que dejar los mitos y abrirse a servir hasta de después de muerto.

LA ÑAPA: Ahora que el patrón está enfermo, qué estará tramando para el referendo?. El panorama electoral está difuso, habrá que esperar, pero los godos ya dieron la señal de estar al lado del sol que más alumbre y por eso pospusieron su consulta.

PSICÓLOGA PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

MAGISTER LITERATURA HISPANOAMERICANA INSTITUTO CARO Y CUERVO

Columna publicada hoy miércoles 2 de septiembre de 2009 en el diario El Nuevo Día de Ibagué

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