viernes, 25 de septiembre de 2009

Declaración de principios: No a la gente ingrata en mi vida


Esta afirmación suena fuerte pero nace desde lo profundo de mí. Creo que uno de los tantos defectos que puede tener una persona es ser ingrata. Un ser humano que se olvida de quien alguna vez le tendió la mano o lo hizo feliz, es un tipo de persona que no es justa y que no es humilde. Una persona agradecida es alguien capaz de reconocer que necesitó de otros, alguien que valora el esfuerzo de otros, con capacidad para reconocer el mérito de alguien. Por lo general, los amigos son agradecidos y en verdad uno tiene mucho que agradecer siempre a sus amigos y a su familia, pues ellos hacen mucho por uno todo el tiempo. Desde niña en mi casa me enseñaron mi papá y mi mamá, que hay que dar las gracias siempre y que la gratitud es una virtud de corazones grandes y nobles. Además de mi casa, en mi colegio celebrábamos el Día de la Gratitud, un día en el que nos dedicábamos a dar las gracias con actos culturales que conmemoraran el valor de esta virtud.

Por todo lo anterior, he decidido que no quiero en mi vida a personas que no sean agradecidas, que no sean capaces de reconocer al otro y su valor, a través de pronunciar una palabra tan sencilla. Hace poco me ocurrió una anécdota en Ibagué: Una amiga a quien quiero mucho y con quien tengo mucho agradecimiento, llegó a recogerme en su carro. Ella no llegó sola y creo que ella quería sorprenderme agradablemente pero logro el efecto absolutamente contrario. En su carro iban unas personas que en un momento de mi vida FUERON (tiempo pasado) amigas mías. Creo que la amistad es un vínculo que se alimenta en doble vía. Mantener una amistad viva necesita dedicarle tiempo y estar interesado en la otra persona. Así que, una persona que en años jamás ha aparecido en mi vida, que no sabe que ha sido de mí, que no ha mostrado ningún interés por tener un vínculo conmigo, que jamás ha mostrado el deseo de verme o hablar conmigo, no sé cómo cree que si la veo después de años querré si quiera que se me acerque. La gente es definitivamente ilusa… y lo peor de todo, lo irónico y risible, es que se ofenden y se atreven a asumir, ridículamente, el papel de pobres víctimas. Una persona que no aparece en años, es una evidencia clara de una persona ingrata que se olvidó de lo que fue y de quienes en algún momento, la acompañaron.

En mi caso, hay mucha gente con quienes compartí en el pasado pero que hoy en día, no quiero en mi vida y por eso creo que no merecen, ni les interesa, ni mi saludo ni mi trato, ni nada de mí. Mucha gente de mi pasado se quedo allá en el pasado, pero no quiere decir esto que yo no los recuerde y no esté agradecida con ellos por lo que hicieron cuando estaban en mi vida. Es parte de mi ética y de mi formación dar siempre las gracias, reconocer al otro y recordar lo que han hecho por mí, por eso quien no la comparta, quien no sea capaz de ver al otro, de reconocerlo y valorarlo, debe partir de mi lado y ojalá sin explicaciones, pues su actitud evidencia la clase de ser humano que es: alguien egoísta y orgulloso.

6 comentarios:

Gaviota dijo...

De acuerdo. La ingratitud es algo terrible. Solo dos comentarios pequeños: Primero, creo que cuando hay esa lejanía por falta de contacto, suele ser falta de contacto de uno y de la otra persona. Muchas veces uno busca, llama, escribe y no recibe nada a cambio. En este último caso, estamos de acuerdo.

En segundo lugar, hay muchas veces que por gratitud, se requiere que se toleren cosas que por principio uno no estaría dispuesto a tolerar. ¿Cómo manejar ese tema? ¿Pasar por ingrato, o vulnerarse uno mismo?

Escritorio Jurìdico Andrea & De Leòn dijo...

Excelente !!!!

Cordiales, Saludos !!!

Dr: Gilberto Antonio Andrea González
ABOGADO-U.C.A.B.

Mariana dijo...

Gracias Gaviota. Con respecto a lo primero debo decir que si no hay información de vuelta es mejor dejar así y alejarse silenciosamente.
Con respecto a lo segundo, creo que uno debe buscar la forma de hacerle saber al otro que uno no está de acuerdo con ciertas cosas y hacerlo de forma asertiva sin ofender. Lo que si no se puede dejar es de dar las gracias. Por eso gracias Gaviota por el comentario y por la moderación de hoy fue excelente y productiva.

Mariana dijo...

Muchas Gracias queridos Amigos Chamos!!! un abrazo desde Colombia. Se les quiere, Mariana

Anónimo dijo...

Coincido, la ingratitud es terrible. Lo estoy viviendo, escucho a los demás, soy la "gran oreja2 pero cuando necesito alguien que me escuche, desaparecen. Me cae muy mal que critiquen a otros por su actitud invasiva pero que sigan su corriente y a mí que los respeto me dejen a un lado, finalmente se reúnen sin mi, no me llaman, en fin, lo vivo como una cuestión de destrato, por lo menos y me duele.
Estoy para las malas, en las buenas, no cuento.

EVA dijo...

Muy cierto, y el comentario del ANONIMO me identifica, y quiero agregar que me irrita mas que los ingratos se crean los "muy vivos" pues empiezan a querer "ubicarte" por que ya planean pedirte algo. Y mas me irrito conmigo misma por no poder decirlo de frente para no tener problemas con los demas.