ENTREGAR NOTAS Y PERDERSE: DE CÓMO LA EDUCACIÓN SE VOLVIO UN SERVICIO
POR: MARIANA JARAMILLO FONSECA
Ya en columna anterior había hablado sobre la mercantilización educativa. El tema de hoy está relacionado con ese proceso pero está enfocado más hacía un momento decisivo de cada semestre o cada fin de año escolar: la entrega de notas. Inspirada en un artículo que leí hace ya varios meses, de un profesor gringo de física, Kurt Wesenfeld, hoy sostendré no solo que hay que entregar notas y escabullirse, sino que poner notas es una responsabilidad tan grande que instala la pregunta sobre por qué en Colombia tanto Nule, y tanta gente mediocre.
El momento de entregar notas es tensionante para estudiantes y profesores. Para los primeros porque determina el tener la beca, el ganarse un castigo o un premio de los padres, el acceder a una buena práctica, etc. Para los profesores es un momento de alta tensión porque hay que lidiar con no pocos estudiantes que creen con convicción que pagar la matrícula les da el derecho a pasar las materias que matriculan, así no cumplan los requisitos exigidos en ellas. Por eso cuando se llega la hora de dar definitivas los profesores no deberían quedarse allí sino publicarlas y huir de inmediato. Huir para no tener que soportar diferentes tipos de rogativas: El estudiante que jamás fue a clase, que perdió todos los parciales que no entregó trabajos, que llega con ojo pokemón lleno de lágrima, con carita de ayúdeme se lo ruego, pidiendo que le suban o pidiendo trabajos extra. También es frecuente el estudiante que llega a culpar al profesor de sus incumplimientos y ese tipo de estudiante llega desafiante, agresivo, pasa por las lágrimas para terminar con una amenaza del tipo “lo voy a acusar con su superior”. Se encuentra además el estudiante descaradamente vago, que llega a pedir canoa con todo un libreto armado sobre una situación familiar que implica dificultades económicas y un pariente con enfermedad terminal. Para terminar esta el estudiante brillante que no sacó el acostumbrado cinco y llega a disertar para que le pongan lo que según él se merece por ser tan brillante. Todas estas artimañas argumentativas de los estudiantes, para hacer que el profesor ceda y les suba la nota. Algunos profesores ceden, otros no lo hacen y creo yo que hacen bien. Además estas actuaciones estudiantiles son tan buenas que los profes se preguntan si subiendo la nota les estarán cortando su vocación de “Protagonistas de Novela”. Cada uno de estos modelitos de estudiante tiene detrás el hecho de que la educación se volvió un servicio por el que se paga por el cartón y mientras esa concepción siga la calidad educativa estará siempre cuestionada.
La responsabilidad de dar calificación numérica no es fácil. Por eso la entrega de notas también tensiona al profesor. Para el profesor la nota define quién sigue o no el proceso educativo, quién se atrasa, quién repite. Y la diferencia de una décima que para los estudiantes no es nada, en la vida real puede hacer una diferencia gigante. Un medicamento mal recetado, un edificio con cálculos mal hechos, un paciente mal diagnosticado, una empresa en quiebra, son las situaciones que pueden pasar si un profesor cede ante los caprichos de estudiantes vagos, negligentes, o que sencillamente no se resignan a perder. Un consejo para profesores: entreguen notas y piérdanse; un consejo para estudiantes: reciban notas y si no tienen nada que decir, resígnense.
LA ÑAPA: Lindo, lindo, salió el director de El Nuevo Día en televisión. Lo que si resulta irónico es que salga hablando de libertad de expresión.
1 comentario:
Estoy de acuerdo contigo, los alumnos estan muy acostumbrados a que los ayuden que terminan volviendose despreocupados e irresponsables y es por eso que existen tantos profesionales mediocres, y en mi opinion pienso que actualmente en este pais se le da tanta importancia a las notas que se olvida el verdadero objetivo de estudiar que es aprender y no pasar.
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