Hoy es el día de Blog action Day en el que el compromiso de los blogueros, más los experimentados, es escribir sobre pobreza. Mi percepción sobre el tema es práctica pues en mi trabajo debe enfrentarme cada día a la pobreza económica y a otras formas de pobreza como la intelectual e incluso la espiritual.
La pobreza económica es tal vez la forma que conocemos mejor pero no la única, ni mucho menos la más grave. Pero si hay que decir que las otras pobrezas están, lastimosamente, ligadas estrechamente a ella. En una ciudad como Bogotá que tiene cientos de barrios marginales como Patio Bonito, Ciudad Bolívar, El Amparo, entre otros, se puede observar de qué manera el carecer de cosas básicas para lo que los teóricos llaman un mínimo vital trae consigo carencias mayores y cada vez mas irremediables como falta de acceso a oportunidades, educación de mala calidad, riesgos en la salud física y mental, condiciones alimentarias precarias, y personas que logran apenas sobrevivir en la ciudad.
A pesar que anteriores alcaldías de han preocupado por la inclusión social y por hacer de Bogotá una ciudad incluyente que ofrezca bienes y servicios más allá de los básicos como las bibliotecas, que corresponden a lo que los juristas llaman derechos culturales, no ha sido suficiente y cada vez son más los niños que deben trabajar o hacer cosas que llaman trabajo como vender su cuerpo cuando deberían estar estudiando.
El panorama es oscuro y las soluciones al problema global de la pobreza no están en manos de un sólo país sino de los gobiernos del mundo que deben mirar hacia los más pobres para tomar medidas, ojalá efectivas, en todos los países para que el mundo sea un lugar mas equitativo.
La pobreza económica es tal vez la forma que conocemos mejor pero no la única, ni mucho menos la más grave. Pero si hay que decir que las otras pobrezas están, lastimosamente, ligadas estrechamente a ella. En una ciudad como Bogotá que tiene cientos de barrios marginales como Patio Bonito, Ciudad Bolívar, El Amparo, entre otros, se puede observar de qué manera el carecer de cosas básicas para lo que los teóricos llaman un mínimo vital trae consigo carencias mayores y cada vez mas irremediables como falta de acceso a oportunidades, educación de mala calidad, riesgos en la salud física y mental, condiciones alimentarias precarias, y personas que logran apenas sobrevivir en la ciudad.
A pesar que anteriores alcaldías de han preocupado por la inclusión social y por hacer de Bogotá una ciudad incluyente que ofrezca bienes y servicios más allá de los básicos como las bibliotecas, que corresponden a lo que los juristas llaman derechos culturales, no ha sido suficiente y cada vez son más los niños que deben trabajar o hacer cosas que llaman trabajo como vender su cuerpo cuando deberían estar estudiando.
El panorama es oscuro y las soluciones al problema global de la pobreza no están en manos de un sólo país sino de los gobiernos del mundo que deben mirar hacia los más pobres para tomar medidas, ojalá efectivas, en todos los países para que el mundo sea un lugar mas equitativo.
2 comentarios:
Quisiera saber más sobre la red de bibliotecas de Bogotá y su labor social, podrías hacer un post al respecto? Felicitaciones por el nuevo blog... Abrazos... y besos...
Gonzalo
Sigo considerando que esas ayudas coyunturales y no estructurales, constituyen una forma de consentir el propio ego. Me recuerda mucho al reportaje de los niños que debían turnarse los tenis para ir a clase de gimnasia. Como fue anuncio televisado, y existía forma de mostrar al mundo lo generosos que somos, mucha gente colaboró.
Dudo mucho acerca de los alcances de esas ayudas propagandísticas.
Saludos.
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