Han pasado ya casi 5 años desde que esta columna de opinión salió por primera vez en este periódico. Este espacio ha pasado por varios momentos y aquí he tratado diferentes temas, desde cuestiones políticas, literatura, hasta cuestiones íntimas.
Ha sido una experiencia maravillosa tener este espacio y aprovecho para darles gracias al Gordo Melo, Emperita, Martha Miryam y a todo el equipo de El Nuevo Día por su colaboración.
También tengo que agradecer a todos quienes leen esta columna ya sea al comprar el diario, o por vía virtual. Es gracias a las lecturas de uds y sus opiniones, que la columna se alimenta y tiene los giros que hasta hoy ha tenido.
También quiero agradecer a mi familia y mis amigos, pocos y verdaderos, quienes me han alentado a seguir, a decir cosas diferentes, y a no callarme a pesar de la mojigatería y los prejuicios de los habitantes de Ibagué. Doy también las gracias a mis viejos del café que siempre han tenido palabras de aliento para mí en momentos muy duros en los que he sido objeto de las vejaciones y vituperios de las lenguas de Ibagué.
Que sea este el momento también, para celebrar la alegría profunda de escribir cada semana, la disciplina que me exige, y los momentos chéveres que he pasado gracias a esta columna. Celebro las oportunidades que esta columna me ha dado a nivel personal y laboral pues gracias a ellas he podido conocer mucha gente y vivir experiencias, algunas muy duras, que han hecho lo que soy, y de las que he aprendido mucho.
Me siento muy feliz de continuar escribiendo cada semana para este diario pues la concepción plural de su director me hace sentir segura y orgullosa de hacer parte de una publicación libre y diversa.
Quiero darle las gracias muy especiales a la profesora del Gimnasio Campestre, María Lisbeth Cárdenas quien en compañía de sus estudiantes se ocupa de leerme cada semana. Es un orgullo para mí que mis textos sean objeto de sus análisis y de su dedicación.
Hoy 5 años después de escribir con juicio cada semana declaro que me encanta hacerlo y que hoy le pido al Niño Dios que me deje continuar con este espacio por más tiempo, de nuevo mil gracias, porque he sido muy feliz en estos años.
PSICÓLOGA PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA
MAGISTER LITERATURA HISPANOAMERICANA INSTITUTO CARO Y CUERVO
Columna Publicada el miérocoles diciembre 24 de 2008
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