Ya años atrás me declaré a favor del aborto y expliqué mis razones. La columna de hoy es solo para criticar como acá se le saca el cuerpo a la ley de cualquier forma. Ya la sentencia 355 de mayo de 2006 legalizó el aborto para 3 casos especiales: peligro para la vida de la mujer, condiciones que hagan inviable la vida del feto y violación. Con todo y eso no ha sido posible que a las mujeres se les reconozca ese derecho y se les haga efectivo. Tampoco hay cifras exactas y fiables que den cuenta de los abortos que se practican, sus condiciones y sus razones. Esta situación es aún más grave si se tiene en cuenta que esta ley esta vigente hace 3 años. Es el colmo que en un país en el que la conciencia jamás ha importado, ahora para evadirse de hacer un aborto en un caso que lo exige, invocan la objeción de conciencia.
Cómo se les ocurre a los del hospital San Ignacio decir que no van a hacer un aborto de un niño que viene con hidrocefalia severa. ¿Es justo traer al mundo un niño que no va a poder tener condiciones de vida digna, que va a ser una carga y un gasto gigantesco, un niño que no va a tener opciones de mejorar su estado físico sólo por una convicción religiosa dejando de lado otros derechos? Yo no creo que eso sea justo y creo que la objeción de conciencia que ellos alegan es solo una excusa, ampararse en la religión para no hacer caso a la ley.
Las instituciones de salud, cualquiera que sea la religión que profesen, deben hacer caso a la ley y permitir que el proceso de aborto se lleve a cabo sin problemas y sin prejuicios para con la mujer que lo solicita. Un aborto a tiempo puede transformar la vida de una mujer para siempre y darle la oportunidad de rehacer su vida, de recuperarse de esa situación difícil y volver a intentarlo todo.
Ese argumento de la objeción de conciencia que ahora seguro adoptaran los retrógrados del Opus, parece un cuento. Detrás de eso no están pensando en el ser humano. Es sólo defender una ideología religiosa y dejar de lado el derecho a una vida digna. Restringir las posibilidades de recuperarse de una mujer por obligarla a tener un hijo producto de un abuso, o un niño deforme que sólo nacerá para vivir como un miserable sin posibilidades o peor, no dejar que aborte y poner en riesgo su vida solo por una creencia que nada tiene que ver de verdad con la conciencia.
La conciencia tiene que ver con el obrar con justicia, con el reconocer los derechos del otro pero nada tiene que ver con miedos religiosos, ni con el cielo, ni con el infierno, ni con el diablo ni con Dios. Por eso a los curas, a los directores de hospitales católicos, respeten la ley de los hombres y dejen que las mujeres ejerzan su derecho y aborten en paz y con condiciones de salubridad. No se excusen de sus propios miedos infantiles del colegio y nieguen la posibilidad a una mujer de tener una vida emocional mas tranquila. Es importante que antes de negarse a hacer un aborto pensaran por un momento en la vida de esa mujer y de ese niño en un futuro y vieran si tendría sentido. Piensen en la dignidad humana que está consagrada en nuestra constitución. Piensen que se trata de un cúmulo de células que harían mas daño si dejan madurar.
Por favor dejen que las mujeres aborten en paz no más negación del aborto, ya que logramos que al menos en esos casos nos dejaran. (Pero el aborto como lo dije hace unos años, debería ser legal en cualquier caso)
PSICÓLOGA PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA
MAGISTER LITERATURA HISPANOAMERICANA INSTITUTO CARO Y CUERVO
1 comentario:
el ser maestro es algo que posibilita otro que es alumno, la mágia de esta relación es que no puede ser de uno.... asi, que gracias, por hacer que cada día nos esforzaramos por ser mejores. Un abrazo Johanna
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