Si señores así es. En mi infancia leí alrededor de 60 cuentos para niños que había en mi casa. De los hermanos Grimm, de Andersen y de Perrault, todos pasaron por mis manos y con muchos de ellos me destruí emocionalmente a los 7 u 8 años. Y como no, sólo recuerden ustedes dos cuentos memorables y trágicos del Danés Andersen: la cerillera y Las Zapatillas Rojas. Como olvidar que la cerillera muere de frío en una nevada un 24 de diciembre y que la niña de las zapatillas posesas es amputada. Mis papás me encontraron una que otra vez con el ojo aguado porque estaba leyendo.
Y es que ya los análisis éticos, psicoanalíticos, sociológicos evidencian que los cuentos infantiles tienen trasfondos de crueldad o sexuales como Piel de Asno, Caperucita Roja, Rapunzel, Barbazul, entre otros. Los cuentos que se leen en la infancia buscan dejar en los inconscientes de los niños ciertas reglas, normas, comportamientos, modelos de vida que luego intentarán ser recreados en la vida práctica a través del juego. Modelos como la historia de la princesa hermosa, del príncipe azul y la frasecita “Vivieron felices y comieron perdices”, ayudaron a que pensáramos que la vida en pareja podía ser muy sencilla. Nada más lejos de la realidad. Ninguna empresa requiere tanto trabajo como juntarse con alguien.
Los cuentos nos llenaron de ideas erradas sobre ser hombre, ser mujer, y ser feliz con las que tuvimos que luchar en la adolescencia. Nos hicieron creer cosas absurdas sobre ser bello y sobre el amor.
Además durante la adolescencia hubo que dar la batalla también con la herencia tan dañina que nos dejó sobre la concepción del amor la difuntita Corín Tellado. Antes, habiendo hecho esas lecturas y visto Musidramas, Dialogando, Topacio,
Creo que los niños necesitan de la fantasía para su formación y la mejor forma de acceder a ella es la lectura. Creo que hay que hacer lecturas muy inteligentes con los niños, eso quiere decir que ellos tengan la posibilidad de reflexionar, de preguntar, de entender la diferencia entre la realidad y la fantasía. Que el adulto que lee junto con un niño esté en capacidad de formular preguntas complejas que exijan que el niño lector pueda tejer redes de relaciones entre lo leído y el mundo que lo rodea.
Me parece muy valioso que los niños lean todos esos cuentos pero con orientación, que ellos puedan hacer preguntas y que el momento de leerlos este acorde también con su madurez emocional. Los niños deben tener la posibilidad de diferenciar lo imaginario de lo real y la literatura ofrece esa oportunidad. Me parece que todas formas, que muchas cosas han cambiado y la aparición de personajes como Shrek y Fiona nos han hecho mucho bien porque han mostrado una versión diferente en la que los cuentos clásicos son decosntruídos y reinterpretados de una forma práctica y profunda.
A pesar de haber sufrido tanto con leer
LA ÑAPA: el jueves 14 de mayo se celebra el día de Internet así que a celebrar este invento maravilloso.
PSICÓLOGA PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA
MAGISTER LITERATURA HISPANOAMERICANA INSTITUTO CARO Y CUERVO
3 comentarios:
Mariana muy buena columna... otro cuento el soldadito de plomo y los cuentos con moraleja... marcaron y marcaran la existencia... A mí me gusta su nariz...
Gracias Dr Ramírez gracias or todo y por el piropo muchas más MARIANA
Me agradó mucho leer esta columna. Un título muy apropiado, además. ;)
Publicar un comentario