A pesar de haber estudiado 2 años a la vuelta de la manzana de donde queda el Museo Botero solo hasta hace una semana lo visité. Fue una experiencia absolutamente emocionante. La razón de mi emoción? haber visto por primera vez cuadros de artistas que antes solo había visto en libros o en documentales. Tener cerca y comprobar lo que en realidad hacen sentir esas pinturas a quien observa. Nunca he salido del país así que la cantidad de obras de artistas importantes que he podido ver en vivo es muy poca.
El sábado que visité el museo me sentí impactada y feliz. Yo sabía que me gustaban los impresionistas en especial Degas con sus bailarinas, pero jamás me imaginé que ver un cuadro podría llegar a hacerme erizar la piel y hacerme aguar lo ojos de la emoción. Ver ese cuadro de Renoir, Paisaje de L Ile de France, me hizo entender en piel propia lo que creo que querían transmitir los impresionistas. Pero debo decir que mi impacto apenas empezó ahí. Pues luego ver varios Picasso, un Bacon, un Klimt fue increíble. La fuerza que puede tener en un cuadro, la luz, los colores, la ubicación, los gestos, la fuerza del trazo, son cuestiones que solo se experimentan viendo las obras. Antes uno ingenuamente especula, pero ver en vivo, de cerca y no impreso en papel un cuadro es un privilegio que no tiene comparación.
También me emocionó ver cuadros de artistas que no conocía y que veía por primera vez. Fue muy estimulante mi visita al museo Botero y estoy segura de querer volver a recorrerlo.
Para quienes nunca han ido por favor vayan con tiempo y recorran esa colección tan hermosa y completa que no es más que una ventana al mundo del arte, una posibilidad de entrar en contacto con otras personas de otras épocas, con sensiblidades diferentes y maravillosas.
El sábado que visité el museo me sentí impactada y feliz. Yo sabía que me gustaban los impresionistas en especial Degas con sus bailarinas, pero jamás me imaginé que ver un cuadro podría llegar a hacerme erizar la piel y hacerme aguar lo ojos de la emoción. Ver ese cuadro de Renoir, Paisaje de L Ile de France, me hizo entender en piel propia lo que creo que querían transmitir los impresionistas. Pero debo decir que mi impacto apenas empezó ahí. Pues luego ver varios Picasso, un Bacon, un Klimt fue increíble. La fuerza que puede tener en un cuadro, la luz, los colores, la ubicación, los gestos, la fuerza del trazo, son cuestiones que solo se experimentan viendo las obras. Antes uno ingenuamente especula, pero ver en vivo, de cerca y no impreso en papel un cuadro es un privilegio que no tiene comparación.
También me emocionó ver cuadros de artistas que no conocía y que veía por primera vez. Fue muy estimulante mi visita al museo Botero y estoy segura de querer volver a recorrerlo.
Para quienes nunca han ido por favor vayan con tiempo y recorran esa colección tan hermosa y completa que no es más que una ventana al mundo del arte, una posibilidad de entrar en contacto con otras personas de otras épocas, con sensiblidades diferentes y maravillosas.
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