domingo, 5 de septiembre de 2010

Mi deuda con los Bares de Chapinero


Parece trivial y puede que lo sea. Pero creo justo declarar mi gratitud a algunos de los bares de Chapinero. Mi gratitud es porque en algunos de esos bares conocí a mis mejores amigos con los que aun hoy me una amistad. Si bien Chapinero es una localidad con varios bares, hace unos 10 o más años algunos de esos bares, que hoy todavía existen, tuvieron su época de gloria. Hablo de El Chango en donde conocí en el 2000 a Antonio y en el 2002 a Julián. El Chango era un bar de rock divertido, donde se tomaba cerveza en jarra y un coctel llamado Patada de Chango que era traicionero. La música del Chango era buena y la gente que iba era interesante. Allí conocí a este par y hoy nos sigue uniendo una gran amistad. A Julián lo acompañé en su matrimonio, y hemos trabajado juntos. Hablamos mucho por msn y estamos al tanto uno del otro. A Toño le he ayudado a cuidar a su hijita y seguimos hablando casi semanalmente para comentar la vida política del país, libros y películas.
Hoy El Chango no es lo que era. Parece que se perratió y ni Julián, ni Antonio ni yo, volvimos. Parece que preferimos el bar que se quedó en nuestros recuerdos con la misma banda sonora cada fin se semana. De mis reiteradas y casi obsesivas visitas desde los viernes, puedo decir con orgullo que conservo en mi vida a dos personas maravillosas, que me han acompañado en momentos difíciles, con quienes hemos tenido discusiones y diferencias, al lado de quienes he llorado y pasado tusas, con quienes me he reído y con quienes me he agarrado, pero siempre ha estado por encima el cariño, el respeto y ese lazo que empezó alimentado por mucha cerveza, ska, y Jamiroquai.

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