martes, 27 de enero de 2009

Coleccionistas de Polvos raros de Pilar Quintana



Terminé de leer esta novela la semana pasada, estaba esperando reposar la lectura y afinar mejor mis percepciones.
Esta es la segunda novela de Pilar Quintana, caleña, Comunicadora Social de la Javeriana, trabajó como libretista y publicista, y luego aburrida de todo recorrió el mundo y ahora vive en una casa entre la selva y le mar en Juanchaco. Pilar tiene 36 años y fue parte de Bogotá 39.
Su primera novela, Cosquillas en la lengua, publicada por Planeta, es una obra autobigráfica sobre su paso por el mundo de la publicidad.
Debo decir que Coleccionistas de polvos raros es una novela que se lee rápido, porque pasan muchas cosas simultaneamente, y las permanentes vueltas en el tiempo y con el recuerdo, dejan en suspenso por el que no se puede parar de leer.


Aunque la autora no habla concretamente de Cali es evidente que la ciudad donde ocurre todo, esa ciudad dividida y traquetizada, no es otra que su ciudad natal. Esta novela habla de nuevo de esa época que nos fascina y que se está contando e la litertura colombiana. La época de los mafiosos, de la opulencia.
Pero esta vez Pilar se cuida de caer en la típica historia del sicario, pero entonces se acerca a otro lugar común, el de la prostituta de traqueto, la amante venida a menos que se esfuerza por encajar en una parte de esa ciudad dividida en la que siempre será rechazada. La Flaca se esfuerza por parecer refinada pero no le alcanza porque la clase no la da la apriencia. Pero apesar de eso y de que todos notan su origen, ella es el centro de los conflictos ese escurrdizo objeto de deseo por el que se debaten Aurelio y el Mono.
Por otro lado, está el personaje que a mi en realidad me fascinó y que está mejor construido: El Mono Estrada menor. Este es un muchachito bien de Cali, pero que con las mujeres no tiene el exito que siempre ha deseado. Ellas lo buscan pero no porque lo quieren, sino porque es el puente para acercarse a otros. EL mono es un machista, un niño bien que quiere alardear pero todo le sale al revés. Es interesante porque el mono tiene su parte oscura, sus deseos ocultos que quiere explorar pero no se atreve.
Esta es a mi juicio, una novela de adolescencia. Una novela que engancharía mucho a los jóvenes y les hablaría sobre una época que esta ya mitificada en Colombia. Creo que el final me dejó en vilo, y tal vez esa fuera la intención. Pero creo que a la novela le falta un hervor, que se gasta en recursos que no le suman ni le restan, como el uso de las letras itálicas, y da demasiadas vueltas, no nuevas sino siempre idénticas a las mismas cuestiones y por eso a veces cansa. Tal vez la idea era esa entonces, reiterar un discurso de clase para ponerlo en entredicho, para relativizarlo, para deconsturirlo.
El lenguaje es verosimil, está escrita en caleño, y su ritmo en la naración es bastante encantador. El pasado de los personajes incrustado en el presente, me parece fabuloso.
Hay que leerla pero creo que valdría la pena revisar también Cosquillas en la lengua.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es gratificante que al tocar intereses comunes como la literatura contemporánea (además escrita por mujeres), nos reencontremos con personas que están haciendo un trabajo, que además quieren divulgarlo y compartirlo.
Gracias por tu aporte el cual es muy valioso para mí en este momento, pero más valioso aun es poder seguir en contacto.
Una amiga carocuervista!