martes, 13 de enero de 2009

Los Detectives Salvajes de Bolaño



Esta fue mi última lectura, la terminé el sábado. Ya había oído hablar de Bolaño a compañeros de trabajo y amigos que lo habían leído y decían que era lo máximo. Para algunos Bolaño era el próximo Nobel Latinoamericano. Yo no lo había leído pero me daba curiosidad.

Bolaño es chileno nació en 1953 y esta novela suya ganó el prestigioso Premio Herralde de Novela y el Rómulo Gallegos en 1999. Bolaño estuvo exiliado en México, como su personaje Arturo Belano, y luego vivió en Barcelona donde murió, en 2003, a los 50 años esperando un transplante de hígado. Entre sus novelas anteriores se cuentan: La literatura Nazi en América, Estrella Distante, Llamadas telefónicas, Putas Asesinas, Amuleto y 2666, obra póstuma. La obra de Bolaño, que hoy es considerado autor de culto, no ha sido muy estudiada por la crítica es un proceso que recién empieza.
Un día me decidí a coger los Detectives Salvajes y arranqué a leerlo. De una sentada, fueron cincuenta páginas que me dejaron enganchada.
Creo que uno de los logros de esta novela es que está contada por las voces de diferentes personajes y cada uno de ellos tiene gran autonomía, un sello que hace posible distinguir quién está contando. En ese sentido, en la construcción de las voces, creo que Bolaño logra algo magistral. La historia de los Realvisceralistas méxicanos y la búsqueda de Cesárea Tinajero, no son más que un pretexto. Un pretexto para escuchar las voces de quienes por alguna razón tuvieron relación con este grupo de poetas méxicanos. Una excusa para hablar de la historia de México, para referenciar autores y lecturas, una disculpa para hablar de poesía universal y dejar claro el odio por Octavio Paz.
La trama de la novela es en si misma una excusa para invitar al lector a revisar la historia, la literatura, incluso la geografía universal porque Ulises Lima y Arturo Belano, los protagonistas, viajan por casi todo el mundo.
El final de la novela no me llenó, pues como lectora me esperaba otra cosa. Pero ese final me permite concluir que lo que quería Bolaño era simplemente contar una historia, sin importar el final, hacer personajes hermosos como Amadeo Salvatierra, García Madero, Lima, el Mismo Belano o Quim Font. Lo más importante de los Detectives Salvajes está en el deseo de contar una historia polifónica, dialógica, en términos de Bajtin.
Su maestría está en darle la voz a quienes querían hablar sobre los real visceralistas méxicanos y en convertir la novela en un espacio apto para la erudición, la sátira y la ironía inteligente, un lugar pretencioso, que busca no dejar nada sin decir. Por esto pensé en un momento, que podría ser una Novela Total o hasta Barroca, pero con el paso de las páginas descubrí que Bolaño y sus personajes no sufren de Horror Vacui. Cada uno se limita a su versión, a su punto de vista y es uno como lector quien termina el trabajo, quien ata o desata los cabos que el pone. Nada en la novela es gratuito, todo tiene una razón.

Esta novela de Bolaño hay que leerla pues además de tener una trama divertida hace un paseo por diferentes escenarios geográficos bastante inspiradores y evocadores. Además tiene una prosa fluida y el cambio de foco al narrar la hace muy interesante, nada estática y bastante retadora para la memoria.

Otro aspecto que me sedujo de la novela fue el título. Y en este punto debo decir que Bolaño hace un gran trabajo con el género policíaco, o de detectives. Pone en otro nivel, uno superior, un género considerado siempre como para literatura o sublitertura. Aquí los detectives, Belano y Lima, hacen un periplo geográfico, amoroso, literario, para buscar a alguien. Es en el medio de esa búsqueda que los personajes que narran la novela aparecen y dan sus versiones. Bolaño se aleja del lugar del detective decadente y le da paso a un detective diferente, erudito, y con metas más altas que resolver un caso. Aquí se revela de forma más contundente el valor de la novela de detectives que es más que una fórmula predecible y sencilla sino que precisa un gran trabajo, como el de Bolaño en los Detectives Salvajes.

Una lectura reocmendada para quien se quiera divertir y goce del humor inteligente.

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