Alberto Ruy Sánchez. Los Nombres del Aire. Bogotá. Tercer Mundo Editores. 1993. 123 páginas.
En Los Nombres del Aire, Ruy Sánchez muestra un lugar mágico, Mogador, que tiene de fondo la tradición árabe con todo su misticismo y erotismo.
Alberto Ruy Sánchez nació en México. En 1988, ganó el premio Xavier Villaurrutia con su novela Los Nombres del Aire. A partir de la escritura de esa obra ha hecho novelas en donde la ciudad de Mogador reaparece, como por ejemplo En los Labios del Agua y Los Jardines Secretos de Mogador. Su obra se extiende a la poesía y a la ensayística. Es director, desde 1988, de la revista Artes de México con la que ha obtenido numerosos reconocimientos.
Los Nombres del Aire es la historia de Fatma, una muchacha silenciosa, que intriga a todo Mogador por su extraña mirada. Mogador es una antigua ciudad árabe en la que sus habitantes cumplen con sus rutinas diarias bajo los escudriñadores ojos de Fatma, quien intenta encontrar en cada uno de ellos a quien desde hace tiempo deambula por sus sueños produciendo las más maravillosas sensaciones.
El encuentro de Fatma se da una mañana en el Hammam (el baño turco). Allí está Kadiya, una mujer con la que consigue el placer que ha buscado en sus sueños. Sin embargo, el encuentro no se repite y Fatma continua vagando por Mogador en busca de ese cuerpo y esas caricias.
Ruy Sánchez aprovecha el ambiente árabe de Mogador para que Fatma y Kadiya estén envueltas por un misterio durante toda la novela. También el carácter árabe de la ciudad, sus costumbres y lugares como el Hammam, potencializan el lenguaje sensual, sugerente y erótico que emplea el autor. En el Hammam se conjugan la luz, los aromas, las texturas, el agua, los aceites y tinturas, para ser un templo de culto al cuerpo, al propio y al de las otras mujeres, como le sucede a Fatma.
La obra está atravesada por el erotismo en su totalidad. Todos los acontecimientos de la novela están mediados por un lenguaje hedonista y sugerente en donde el cuerpo, el mar, el viento, el sol, la noche, son pretextos que el autor utiliza para evidenciar el placer que busca y experimenta el ser humano. En la novela, el tiempo sirve también para evidenciar el erotismo. Este parece ser detenido, como un instante que quiere prolongarse para ser disfrutado; un tiempo lento en donde es posible sentir cómo se pasa del atardecer a la noche a través de la luz que entra por una celosía.
El elemento árabe de Los Nombres del Aire no está sólo en la ciudad en la que se desarrolla la historia sino en otros motivos como el espiral. Esta figura cumple un papel importante en la novela pues Mogador tiene forma de espiral; las cartas en las que la abuela de Fatma le advierte de su búsqueda infructuosa están dispuestas también en espiral. Este motivo recuerda lo circular de la vida.
Los Nombres del Aire es una novela que explora el placer a través de la relación entre dos mujeres mediada por lo onírico y la búsqueda del placer en otro cuerpo.
1 comentario:
Mil gracias querida Mariana por tu lectura generosa. Me gustó mucho conocerte en Cartagena y lamento que no hubo más oportunidad de conversar contigo y con tu amigo Gonzalo. espero que será otra vez.
Un beso de
Alberto
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