Este tema no es fácil. Me voy a referir a cómo hoy en día profesionales con posgrado o con gran experiencia, deben someterse a trabajos en donde sus condiciones laborales son, por decirlo de alguna manera, increíbles.
Me refiero a que en la actualidad, las empresas hacen contratos por prestación de servicios o freelance, en los que los empleados deben cubrir en su totalidad los gastos de salud y pensión, no tienen derecho a primas ni ningún beneficio. El otro tipo de contrato, es el que es a término fijo por 3 o 6 meses cada vez. En este contrato el empleado tiene derecho a salud, pensión, primas y demás pero con esa periodicidad es imposible, como en el contrato de prestación de servicios, acceder a un préstamo de vivienda, o a un crédito educativo. Así las cosas, los trabajadores de hoy están condenados a vivir al diario, a no poder planear nada a largo plazo porque sus contratos son inciertos y porque no cuentan con ningún tipo de respaldo que les permita ser candidatos a una deuda, que es la única forma de acceder a vivienda y educación.
Pero lo duro de esto es que no son pocos los profesionales que se encuentran en esas condiciones, son muchos y algunos con maestría y experiencia. Este fenómeno de la precarización laboral beneficia solo a las empresas. Porque en cuanto a las personas el golpe emocional de saberse amarrados a un trabajo que no les permite tener una casa, o un préstamo para continuar con su formación académica es muy complejo. Eso redunda en el desempeño diario de sus tareas. Empieza el agotamiento, la desmotivación, se puede llegar a estados depresivos o enfermedades de orden psicosomático como gastritis, colon irritable, gripas frecuentes que implican mayores gastos en incapacidades constantes. Parece que las empresas no tienen en cuenta eso. Y no piensan estratégicamente que un empleado en buenas condiciones laborales es un empleado productivo. Las empresas no piensan en que si garantizan a sus trabajadores la posibilidad de una calidad de vida mejor, estímulos en su trabajo como reconocimientos, bonos, días compensatorios, posibilidad de tiempo para capacitarse, harán de su equipo de trabajo un grupo sólido, creativo, productivo, propositivo lo que redundará en mayores utilidades para la organización.
Lastimosamente, las empresas colombianas no tienen esa mentalidad, como si la tienen empresas como Google que le brinda a sus trabajadores una serie de beneficios motivantes. Las empresas colombianas piensan en pequeño y en ahorrar pequeños gastos en lugar de pensar en que si invierten un poco más en sus empleados en contratos más largos, podrían garantizar un personal que rote menos y así ofrezca estabilidad en los procesos organizacionales. Pero eso no pasa acá. Cada día es más difícil encontrar un trabajo que ofrezca mínimas garantías para vivir con algo de dignidad.
Lo peor de todo es que la situación se va a poner más difícil y las empresas se aprovecharan cada vez más de la necesidad y el hambre de la gente y entonces crecerá el número de profesionales de calidad, con formación de posgrado, estancados para siempre en un trabajo que no ofrece ni lo mínimo y sin ningún horizonte mejor.
El deterioro emocional de estas personas es alto y fenómenos como el tipo de más de 30 años en casa de los papás es el pan de todos los días, pues los jóvenes no tienen los recursos para salir a vivir su vida y pagarse un apartamento, hacer mercado y pagar sus deudas. Esa situación de BonBril no solo perjudica a los padres sino que daña la autoestima de quien no puede irse aunque quiera, pues la falta de intimidad y el sentirse aún bajo las reglas paternas a esa edad, debe ser una pesadilla.
Mientras las condiciones laborales no mejoren, y parece que la cosa va de culo pal estanco, ser independiente, ganar dignamente y según la formación, es un sueño cada vez más lejano.
PSICÓLOGA PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA
MAGISTER LITERATURA HISPANOAMERICANA INSTITUTO CARO Y CUERVO
Ya que esta semana la columna no salió en el periódico por larga, acá la dejo para que la lean.
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