miércoles, 4 de febrero de 2009

No quiero ser como Sandro Romero: Negación de la Sandrificación

Esa es la verdad. No quiero ser quien está a la sombra de los triunfos de sus amigos y amigas. No quiero vivir de escribir sobre otros y ganarme la vida contando las infidencias de quienes si lo lograron. No quiero quedarme por el camino ganando pequeños premios y siendo reconocida por el trabajo que hago sobre otros pero no por el propio. Sandro tiene una gran hoja de vida pero las distinciones que ha conseguido se deben a los trabajos que ha hecho pero que no han tenido gran éxito como su novela Oraciones a una película Virgen de 1994.

Lo grande de Sandro es que sabe mucho de Andrés Caicedo y fue parcero de Mayolo. Pero lo suyo, su obra, sus escritos, no han tenido mayor trascendencia. Todo el mundo sabe quien es él porque él mismo tejió un lazo de acero entre él, Andrés Caicedo, Carlos Mayolo y Luis Ospina. El en sí mismo no es una figura, él es porque los otros existieron y a partir de ellos él ha construido su discurso.

No quiero ser como Sandro porque no quiero que me conozcan porque hablo de otros sino porque tengo cosas qué decir. No quiero quedarme atrapada en un momento histórico de plenitud, para vivir el resto de mis días de contar esa experiencia, me niego a que eso me pase.

Me opongo a que con el tiempo me inviten a que cuente como fue trabajar con mis amigos famosos, sus costumbres y lo buenos que eran. Yo quiero que me pregunten por mí, por mi trabajo pero no por el de otros. Me resisto a estar en la sombra como lo ha hecho Sandro.

Sé que ahora muchos me van a decir que mire su hoja de vida y si, como lo digo líneas arriba, Sandro ha hecho de todo: teatro, docencia, estudios en Paris, cine, televisión, pero nadie lo recuerda con claridad, lo recuerdan por otros, pero no por el mismo y eso me parece miserable con alguien como él. Sandro tiene sus propias obras, premios y reconocimientos, aunque no con el éxito de sus amigos. Al pobre Sandro le ha faltado estrella, suerte, o los cinco centavos pal peso. Ha hecho mucho, pero es reconocido por lo mismo de siempre Caliwood, los 70 y el rock de los Rolling Stones. No quiero que mi hoja de vida esté llena de las presentaciones y prólogos a libros de otros, quiero que lo que yo escriba sea exitoso por sí mismo sin recurrir a fantasmas del pasado.

No quiero, como Sandro, quedarme estancada en los 70, o en mi caso sería en los 90, recordando con nostalgia un pasado que no volverá. Yo quiero madurar y hablar de otras cosas, mantener mi inquietud intelectual y explorar cosas nuevas. Tener siempre cosas para decir. Me resisto a ser invitada a todos los eventos por la misma razón: ser una institución por haber estado cerca de otros, y deambular por los eventos con escarapela poniendo cara de análisis. Hablar y relacionarlo todo con la época dorada que viví al lado de quienes ya no están.

No me quiero sandrificar y todo el tiempo hacer apologías y homenajes a otros, quiero crear cosas nuevas, contar otras historias pero no vivir patéticamente a través de los fantasmas de mis amigos.

Me resisto a ser como Sandro y a que mi vida sea un homenaje a otros, una nostalgia sin fin, un recuerdo eterno.

PSICÓLOGA PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

MAGISTER LITERATURA HISPANOAMERICANA INSTITUTO CARO Y CUERVO

Columna Publicada el Miércoles febrero 4 de 2009 en el diario El Nuevo Día de Ibagué

4 comentarios:

Heber Joel Campos dijo...

Me encanto¡¡¡

Pero de otro lado, que duro por Sandro.

saludos

Mariana dijo...

Gracias Heber si es una lástima por él pero ni modo. Gracias por leerme un abrazo MARIANA

Anónimo dijo...

Claro, niñas yuppies de las universidades privadas, a las que se les tensionan los ovarios por usar dos o tres conceptos complejos y piensan estar escribiendo con mucha sabiduria. Es una gran contradicción; descalificando el trabajo de Romero esta chica gasta casi un folio en una completa estupidez. Si como dice, quiere ser reconocida por su propia obra, entonces que cierre su hocico burgués, se ponga a trabajar y deje en paz al pobre Sandro, que ha hecho unos montajes treatales estupendos en el país.

Esta mujer es una histérica, en todo el sentido Freudiano de la palabra.

Anónimo dijo...

lo que hace es lo que se puede llamar "Vivir del arte", pero lo más triste: del arte que hacen los otros. En el arte solo existe el camino de la acción!!