Sálvame, Joe Louis publicada en Alfaguara, es la ópera prima de Andrés Felipe Solano el cronista estrella de Soho.
Andrés Felipe es Literato de la Universidad de los Andes, se graduó con una tesis sobre Raymond Carver titulada ¿Has estado bebiendo?. Antes de entrar a Soho trabajó en Cromos. Paralelo a sus crónicas escribe para prestigiosas publicaciones como Rolling Stone, Arcadia, Semana, El Espectador, Gatopardo y Rio Grande Review.
Parece un tipo buena gente pues en el Hay festival, cuando le pedí que me firmara su novela, se asustó y me miró con asombro. Tiene una boca linda.
Andrés gastó 4 años escribiendo Sálvame, Joe Louis. Esta novela cuenta la historia de Boris Manrique de 22 años, fotógrafo de sociales de una revista en decadencia. Allí Manrique se encarga también de responder el consultorio sentimental de la ficticia doctora Victoria Zuñiga. Manrique es un personaje que para mi gusto tiene un problema grave de verosimilitud y es que está sobreactuado psicológicamente para su edad, me explico: No creo que un pelao de 22 años pueda tener la vida interior tan agitada y agria que tiene Boris, que sin duda es un mortificado más en la literatura.
Debo destacar que la novela está escrita en un lenguaje económico, característica muy gringa y que evidencia los gustos literarios del autor así como sus influencias. Ese lenguaje económico, muestra que hubo un gran trabajo en el hecho de construir unas imágenes y una poética propia, cercana a lo urbano muy gringa, pero lastimosamente para mí y mi lectura, con una intención de mostrar a Bogotá como New York.
Hay que abonarle a la novela el sentido del humor que es bueno y agudo. No para desternillarse de la risa, como escribió Juan David Correa en una de sus columnas de El Espectador, pero si divertida. Un sentido del humor negro negro cosa que me gustó, pero podría ser mejor. Hay escenas memorables, como sus recuerdos de infancia con la emisora que tenían con su hermano, sus guayabos y las vomitadas con Lucía en Medellín.
Siento que el personaje de Boris no está tan de lleno en la realidad sino que está más metido en sus conflictos, un poco absurdos, como su obsesión con la longevidad de Cornelio. Creo, sin embargo, que aunque la novela no termine de convencerme, puede uno ver alguna cosita valiosa en la ética de Boris, en ese pesimismo, esa desesperanza, esa negativa hacia el amor. Pero para ver eso con más profundidad y detalle, habría que leerla y a esa empresa no me le mido, ya la leí pero dos veces, no.
No la recomiendo lastimosamente, aunque vuelvo y digo, parece que el Andrés Felipe es buena gente, pero una cosa es el autor y otra su obra, así que a mi personalmente, me pareció floja, el final es absurdo, tonto, pero tal vez Boris se merecía terminar así, aunque tampoco estoy segura.
Andrés Felipe es Literato de la Universidad de los Andes, se graduó con una tesis sobre Raymond Carver titulada ¿Has estado bebiendo?. Antes de entrar a Soho trabajó en Cromos. Paralelo a sus crónicas escribe para prestigiosas publicaciones como Rolling Stone, Arcadia, Semana, El Espectador, Gatopardo y Rio Grande Review.
Parece un tipo buena gente pues en el Hay festival, cuando le pedí que me firmara su novela, se asustó y me miró con asombro. Tiene una boca linda.
Andrés gastó 4 años escribiendo Sálvame, Joe Louis. Esta novela cuenta la historia de Boris Manrique de 22 años, fotógrafo de sociales de una revista en decadencia. Allí Manrique se encarga también de responder el consultorio sentimental de la ficticia doctora Victoria Zuñiga. Manrique es un personaje que para mi gusto tiene un problema grave de verosimilitud y es que está sobreactuado psicológicamente para su edad, me explico: No creo que un pelao de 22 años pueda tener la vida interior tan agitada y agria que tiene Boris, que sin duda es un mortificado más en la literatura.
Debo destacar que la novela está escrita en un lenguaje económico, característica muy gringa y que evidencia los gustos literarios del autor así como sus influencias. Ese lenguaje económico, muestra que hubo un gran trabajo en el hecho de construir unas imágenes y una poética propia, cercana a lo urbano muy gringa, pero lastimosamente para mí y mi lectura, con una intención de mostrar a Bogotá como New York.
Hay que abonarle a la novela el sentido del humor que es bueno y agudo. No para desternillarse de la risa, como escribió Juan David Correa en una de sus columnas de El Espectador, pero si divertida. Un sentido del humor negro negro cosa que me gustó, pero podría ser mejor. Hay escenas memorables, como sus recuerdos de infancia con la emisora que tenían con su hermano, sus guayabos y las vomitadas con Lucía en Medellín.
Siento que el personaje de Boris no está tan de lleno en la realidad sino que está más metido en sus conflictos, un poco absurdos, como su obsesión con la longevidad de Cornelio. Creo, sin embargo, que aunque la novela no termine de convencerme, puede uno ver alguna cosita valiosa en la ética de Boris, en ese pesimismo, esa desesperanza, esa negativa hacia el amor. Pero para ver eso con más profundidad y detalle, habría que leerla y a esa empresa no me le mido, ya la leí pero dos veces, no.
No la recomiendo lastimosamente, aunque vuelvo y digo, parece que el Andrés Felipe es buena gente, pero una cosa es el autor y otra su obra, así que a mi personalmente, me pareció floja, el final es absurdo, tonto, pero tal vez Boris se merecía terminar así, aunque tampoco estoy segura.
3 comentarios:
La novela no es muy buena, eso se sabe. Lo que sí me gustó fue la reseña. Sencilla, amena, sin ahondar en cánones literarios. Al menos salva al autor "ser buena gente y tener una boca bonita".
La novela no es buena, eso ya se sabe. Lo que sí me gustó fue la reseña. Sencilla, amena, honesta. Al menos salva al autor "ser buena gente y tener una boca bonita"
Hace uno días termíné lo que empezó siendo un disfrute. Después, poco a poco se cayó la estanteria. Hay momentos formidables, frases que hacen que uno se mantenga hoja tras hoja, pero poco a poco el combate se pierde, y ese ambiente logrado de desencanto, de agrio humor, de imágenes bien logradas, se pierden cuando afloja la belleza, o la trama se enreda y no termina en nada, que tampoco, claro, es una rareza o defecto. Diría que eso hace pensar que se puede esperar de este autor, un mejor desenlace en su oficio, pero si se aplica y no afloja a la hora de ser juicioso con el rigor y el oficio. Para pensar en lo de la racionalidad del autor de 22. Si, hauy uno o dos pasajes, que definitivamente no cree uno que a los 22 años pueda interiorizar así. Pero quizá lo que habría que decir es que si bien si es posible, no están bien pintadas las situaciones.
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