Hace rato no colgaba una reseña de libros. La verdad es que esta novela se tomo su tiempo conmigo. No es un libro largo pero me demoré leyéndolo.
El autor de esta novela, Sasa Stanisic tiene 31 años y debió vivir en carne propia la guerra Yugoslava de los 90 y emigrar con su familia a Alemania. Sasa nació en Visegrado, la desaparecida Yugoslavia, estudió Filología alemana, y dio clases en Estados Unidos. Sasa vino al Hay de este año en Cartagena.
Se ve como un tipo muy joven, apasionado, con gran ojo para las problemáticas sociales y fanático del fútbol. Ésta es su primera novela que ha recibido varios reconocimientos entre ellos el Premio de los lectores en el evento Ingeborg Bachmann de 2005,y finalista del Premio Alemán del Libro 2006. La crítica lo ha tratado muy bien y con razón.
Cómo el soldado repara el gramófono es la historia de Aleksandar un niño que debe enfrentar dos situaciones complejas: la muerte de su abuelo Slavko y el inicio de la guerra. En medio de estas dos situaciones y desde una perspectiva íntima, llena de humor, ironía, gran nostalgia y una voz infantil llena de fantasía, Aleksandar nos cuenta como era Yugoslavia, su amado río Drina, Visegrado y Veletovo. También nos cuenta, sin ánimo compasivo o victimizante, la experiencia de la guerra desde sus ojos infantiles. Es una novela profunda, llena de nostalgias y con la idea siempre presente de ese lugar que se dejó en la infancia. La obra es también la historia de cómo Aleksandar, ya adolescente empieza la búsqueda de sus raíces, de sus recuerdos infantiles, de los lugares y las personas con quienes vivió su infancia y la guerra.
Aleksandar sabe que no es alemán y que ese país es accidental, reconoce su origen lejos de allí y por eso emprende el viaje de reencuentro, lleno de listados de lugares y remembranzas.
Es una novela interesante que habla de una cultura totalmente diferente a la nuestra, con otra forma de vivir la vida. Una raza diferente, otra forma de entender la existencia y de experimentar la fantasía. El final me pareció increíble y los nombres de los capítulos son un gran logro. Lo mismo esa otra novela escrita por Aleksandar creo que es un gran recurso.
Una novela sin duda autobiográfica en algunos aspectos, que nos habla de un conflicto actual, la guerra de los balcanes, que pocos entendemos y que nos invita a acercarnos, con otros ojos, a mirar esa guerra.
Otro de los aciertos son las descripciones y esas relación tan íntima de todo un pueblo con su geografía con su río Drina. Acudir a al voz infantil sin ser ingenuo es un gran acierto, lo mismo que las imágenes de recuerdos que asaltan a Aleksandar mientras crece en Alemania, como el de Asija.
Sasa logra una buena novela y hay que elogiar también la traducción. Me costó trabajo entender esa realidad, ese ritmo de experimentar las cosas, esas personalidades a veces herméticas de los personajes, pero lo terminé y me gustó.
Lo recomiendo es una lectura de un asunto común a la naturaleza humana, la guerra y hacerse adulto, pero con una perspectiva cultural muy diferente. Aquí les dejó un vínculo de El espectador en el que entrevistan a Sasa
El autor de esta novela, Sasa Stanisic tiene 31 años y debió vivir en carne propia la guerra Yugoslava de los 90 y emigrar con su familia a Alemania. Sasa nació en Visegrado, la desaparecida Yugoslavia, estudió Filología alemana, y dio clases en Estados Unidos. Sasa vino al Hay de este año en Cartagena.
Se ve como un tipo muy joven, apasionado, con gran ojo para las problemáticas sociales y fanático del fútbol. Ésta es su primera novela que ha recibido varios reconocimientos entre ellos el Premio de los lectores en el evento Ingeborg Bachmann de 2005,y finalista del Premio Alemán del Libro 2006. La crítica lo ha tratado muy bien y con razón.
Cómo el soldado repara el gramófono es la historia de Aleksandar un niño que debe enfrentar dos situaciones complejas: la muerte de su abuelo Slavko y el inicio de la guerra. En medio de estas dos situaciones y desde una perspectiva íntima, llena de humor, ironía, gran nostalgia y una voz infantil llena de fantasía, Aleksandar nos cuenta como era Yugoslavia, su amado río Drina, Visegrado y Veletovo. También nos cuenta, sin ánimo compasivo o victimizante, la experiencia de la guerra desde sus ojos infantiles. Es una novela profunda, llena de nostalgias y con la idea siempre presente de ese lugar que se dejó en la infancia. La obra es también la historia de cómo Aleksandar, ya adolescente empieza la búsqueda de sus raíces, de sus recuerdos infantiles, de los lugares y las personas con quienes vivió su infancia y la guerra.
Aleksandar sabe que no es alemán y que ese país es accidental, reconoce su origen lejos de allí y por eso emprende el viaje de reencuentro, lleno de listados de lugares y remembranzas.
Es una novela interesante que habla de una cultura totalmente diferente a la nuestra, con otra forma de vivir la vida. Una raza diferente, otra forma de entender la existencia y de experimentar la fantasía. El final me pareció increíble y los nombres de los capítulos son un gran logro. Lo mismo esa otra novela escrita por Aleksandar creo que es un gran recurso.
Una novela sin duda autobiográfica en algunos aspectos, que nos habla de un conflicto actual, la guerra de los balcanes, que pocos entendemos y que nos invita a acercarnos, con otros ojos, a mirar esa guerra.
Otro de los aciertos son las descripciones y esas relación tan íntima de todo un pueblo con su geografía con su río Drina. Acudir a al voz infantil sin ser ingenuo es un gran acierto, lo mismo que las imágenes de recuerdos que asaltan a Aleksandar mientras crece en Alemania, como el de Asija.
Sasa logra una buena novela y hay que elogiar también la traducción. Me costó trabajo entender esa realidad, ese ritmo de experimentar las cosas, esas personalidades a veces herméticas de los personajes, pero lo terminé y me gustó.
Lo recomiendo es una lectura de un asunto común a la naturaleza humana, la guerra y hacerse adulto, pero con una perspectiva cultural muy diferente. Aquí les dejó un vínculo de El espectador en el que entrevistan a Sasa
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