miércoles, 8 de abril de 2009

Columna Mariana Jaramillo: Cuando el esfuerzo no es suficiente

Recuerdo que en la universidad tuve un profesor para quien nunca estuvo completamente bien ninguno de los trabajos que le presenté. Siempre tenía objeciones, correcciones e incluso después de hacerlas el trabajo continuaba con fallas. No sé hasta que punto el perfeccionismo sea una virtud y no más bien una tonta esclavitud. No estoy a favor de la mediocridad, ni mas faltaba, pero tampoco creo que se logra la perfección. Creo que con gran esfuerzo se puede lograr a llegar a un punto de excelencia pero la perfección quién sabe.

Hay que saber que hay que esforzarse mucho para lograr las cosas, que hay que hacer todo lo que se pueda para que un trabajo quede bien hecho, pero no hay que matarse, no hay que dejar de vivir por querer la perfección.

Entre otras, no sé si la perfección exista pues creo que es algo que tiene una dosis de subjetividad. Lo que para mi es perfecto, para otro puede ser mediocre o estar incompleto. La perfección aparece frente al ojo que juzga. Y el ojo juez puede ser de blando o de fuerte parecer y así mismo sus juicios. La perfección es producto de un canon que se transforma y cambia así como cambia la ciencia, la estética la literatura y el mundo mismo. Claro que hay unas cosas mínimas y comunes para alcanzar la perfección, si es que existe, como la honestidad, la claridad, la dedicación, la disciplina, la constancia, y otra serie de cualidades, diríamos, para lograr el mejor resultado que se acerque a lo perfecto.

La perfección aunque efímera es una exigencia de estos tiempos. Miremos solo los medios de comunicación y las ofertas laborales. Cada uno exige que seamos seres casi celestiales o extraterrestres que con 28 años lo han logrado todo: hablan 3 idiomas, tienen doctorado, han trabajado en empresas multinacionales de renombre, son bonitos, tienen una vida familiar como de cuento de hadas, y una vida de pareja envidiable.

Pero la realidad es otra y aunque uno muchas veces se esfuerza por hacer las cosas bien no siempre salen como uno quiere. ¿Y cómo interpretar eso sin sentirse un mediocre o un fracasado?. No tengo ni idea ojala supiera. Pero estoy en mundo que me exige ser perfecta hacer todo sin error alguno y aunque me esfuerzo no lo consigo. ¿Cómo interpretar los fracasos laborales, emocionales sin sentir que uno es un incapaz, un fracasado, y en últimas lo más bruto del planeta? Vuelvo y respondo no sé. Creo que uno debe estar tranquilo con los esfuerzos que hace, supongo, no flagelarse cuando el asunto no dependía totalmente de uno y había factores externos que incidían.

Supongo que hay que ver uno que hizo mal, que le faltó a que no hizo caso y aplicarlo para el próximo intento.

Lo fundamental es cuestionar esas imposiciones sociales, examinar el propio comportamiento y si uno se siente tranquilo con lo que hizo, seguir con la vida, aprender de las fallas y continuar sin más dramas y sin deshacerse al alma a látigo, que finalmente lo que tenga que ser será y punto. Perfecto o totalmente imperfecto, no habrá forma de evitarlo.

PSICÓLOGA PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

MAGISTER LITERATURA HISPANOAMERICANA INSTITUTO CARO Y CUERVO

Columna Publicada hoy miércoles 8 de Abril de 2009 en el diario El Nuevo Día de Ibagué.
Nota: el tema parece un poco fuera de foco, lo se, pero es una reflexión que me he planteado ultimamente.

1 comentario:

Narnia33 dijo...

Si bien la perfección es una obsesión de la posmodernidad... vale la pena pensar y desear que por un segundo... talvez lo que nos hace felices sea llamado por otros la perfección...