sábado, 18 de abril de 2009

El Hombre de genio y la melancolía Problema XXX de Aristóteles: este señor si lo sabía todo.



Esta fue mi última lectura. Un libro corto y revelador, chistoso y maravilloso. una edición de Editorial Acantilado con prólogo y notas de Jackie Pigeaud, traducción de Cristina Serna y revisión de Jaume Pórtulas.
El prólogo del libro es maravilloso porque orienta y contextualiza muy bien el problema que tratará Aristóteles en su texto. Explica sobre los personajes que el autor consideró genios o excepcionales, además de conceptos fundamentales para el problema XXX como la Bilis Negra que es un concepto hipocrático pero que Aristóteles, supongo que por su padre médico, conocía muy bien.
Luego de un prólogo tan orientador leer al propio Estagirita no es tan difícil. En la parte del libro que es directamente el Problema XXX, la edición es bilingüe griego-español. La traducción trata de ser lo más apropiada posible y tiene unas al pie que en lugar de distraer, como lo hacen muchas, se ocupan de complementar, ampliar y contextualizar.
Luego de describir como está estructurado el libro, paso a dar mi opinión ya declararme fan de Aristóteles, a considerarlo casi un profeta de lo que hoy es la semiología psiquiátrica, la psicología y el comportamiento humano.
Lo que plantea en el Problema XXX tiene que ver con la pregunta de por qué los seres excepcionales o geniales son melancólicos. Ari, con confianza, supone que la melancolía es característica de los seres especiales. En su texto explica entonces que seres como Belerofonte (nombre bellísimo como para un hijito, y es en serio)Heracles o Áyax que sufrieron de úlceras en la piel de locura, epilepsia y buscaron la soledad eran seres destacados y excepcionales. Las personas geniales tienen ese carácter melancólico porque en ellos predomina la bilis negra,
una sustancia que esta en el cuerpo humano, sensible al viento y a la temperatura como el vino. La melancolía y la genialidad están relacionadas con la bilis negra. Aristóteles explica cómo funciona la bilis negra haciendo una comparación con el vino. La bilis negra puede producir no sólo melancolía sino otros estados como locura, osadía, charlatanería o agresividad. La bilis negra cambia según la temperatura si es fría o caliente, si está o no en contacto con el aire, su efecto en el comportamiento es diferente.
Aristóteles oficia como un profeta de la psicología ya lo dije, pues empieza a tocar una serie de conceptos como la locura, distimia y otros que están clasificados hoy en día como trastornos de estado de ánimo. Es él quien empieza a hablar de eso a preguntarse y a conceptualizar.
El estagirita (que es de Estágira) habla de la melancolía no como una enfermedad sino como una condición del carácter con la que hay que vivir . No es fácil entonces ser excepcional es maravilloso pero doloroso, la melancolía es el precio que hay que pagar por ser un genio en algo. Así las cosas, quien sea genial es melancólico pero no quien sufre de melancolía es genial pues a la melancolía se puede llegar a través del vino, por ejemplo, sin que eso implique genialidad.
Hay enfermedades relacionadas directamente con la melancolía como la epilepsia o enfermedad sagrada y la aparición de úlceras en la piel, así como las enfermedades ventosas, no solo la de los pulmones sino las que tienen que ver con lo flatos.
Si la bilis negra se acumula cerca al estómago y es caliente ocurren los flatos. Este señor si es un genio, elevar el pedo, el banal, simple y hediondo pedo a ser una característica del ser melancólico es ya saberlo todo, ser como ya dije, un profeta.
Aristóteles entonces dice que al enfermedades de los flatos tiene que ver con la melancolía porque la bilis negra está relacionada con el aire que la modifica así que si usted, amigo lector, sufre de flatulencias o pedorrera , no lo oculte es ud excepcional.
Aristóteles se ocupa en este problema de definir a seres excepcionales a partir de la observación y explicación de los comportamientos de hombres geniales como Patón, Sócrates, Empédocles entre otros. Así el griego, sistematiza una serie de comportamientos humanos. Formula una semiología para el ser excepcional, una lectura de conductas y síntomas que lo llevan a hablar del comportamiento del carácter, la personalidad y las emociones. Es tal vez el primero, de la mano de Hipócrates, quien se aventura a explorar la emoción y relacionarla con la fisiología. El primero que habla del ánimo, de la tristeza, de la locura, es el quien sienta las bases para la psicología.
Es en este problema XXX que Aristóteles habla de la relación entre la poesía y la creatividad, la relación entre la bilis negra y ciertas enfermedades según el lugar del cuerpo donde la bilis negra se deposite. Un texto fascinante y sin duda revolucionario y visionario para su época a punto de que yo hoy, lo considero fundacional para la psicología.
Me enfrenté a un gran texto que me divirtió y me asombró. Los griegos fueron la semilla de todo y Ari es grande. un gran recomendado que los hará pensar.
Mi gran conclusión sin modestias, sino atendiendo a las descripciones aristotélicas formuladas en el Problema XXX soy excepcional: epiléptica, sufro de úlceras en la piel y de distimia.
Por favor si tienen la oportunidad leánlo.

6 comentarios:

Gonzalo Ramirez Cleves dijo...

Muy buen post me rei mucho....

yo también soy meláncolico y pedorro pero no me consideró excepcional... será por tomar mucho vino?

Mariana dijo...

Gracias por el comentario y por las risas. Sin duda alguna Dr Ramírez es ud excepcional un abrazo enorme,Mariana

Gaviota dijo...

Suena interesante. Lástima que la locura pudiera ser consecuencia de la genialidad mas no causa de la misma. En cuanto a lo de las ventosidades, me queda la duda si los genios que conoce Aristóteles tenían todos esta debilidad...

Mariana dijo...

Querida Gavitota: no creo que sufrir de pedorrera sea una debilidad. Es una condición con la que hay que vivir y punto como muchas otras. Además hay que aprender a reirse, que no todo es tan acartonado en la vida!!!!!

Anónimo dijo...

no se si eres melancolica, pero es
clarisimo lo que si eres, reflejado
y dejado constancia escrita para que no alberguemos ninguna duda:

una grandisima pedorra.

Anónimo dijo...

Hola, Mariana. Mi nombre es Armando, soy aficionado a estos temas y el problema XXX me parece fascinante. No recomiendo leerlo después del mundo como voluntad y representación de Schopenhauer, pues es echar más leña al fuego al encontrar justificaciones conceptuales a la propia manera de vivir (si es el caso) para contrastarlas con la manera de vivir de la época en curso. Ese choque es casi brutal si no se tiene un análisis riguroso acerca de uno mismo. Entre secretos, una mordedura de la bilis negra, una visión de la Voracidad Primordial y unas canciones aún inconclusas, le aplaudo su espacio, esperando que visite el mío... http://www.rockstariouer.mex.tl