viernes, 20 de marzo de 2009

Se fué Meira Delmar: pequeño adiós


El miércoles 18 de marzo, murió esta poeta barranquillera. A los 86 años, y luego de una obra poética prolífica,Meira partó. Luego de ser docente de artes en la universidad del Atlántico, dirigir una biblioteca, ser miembro de la academia de la lengua y haber estudiado música y literatura, Meira encontró en la poesía la vida.


De ancestros libaneses, su seudónimo de Meira Delmar es un tributo a sus raíces levantinas y al mar que tanto amaba. Su nombre de pila Olga Chams. Sus primeras publicaciones fueron en la revista Vanidades de La Habana Cuba. Luego de ese comienzo, su pluma no se detuvo y siguió produciendo obras como:Alba de olvido (1942), Sitio del Amor, 1944; Verdad del Sueño, 1946; Secreta Isla, 1951; Poesía, 1962, Huésped Sin Sombra, 1971; Reencuentro, 1981; Laúd Memorioso, 1995; Alguien Pasa, 1998 y Viaje al ayer (2007).Con prólogo de Fernando Charry Lara y ensayo de Juan Gustavo Cobo Borda, el Instituto Caro y Cuervo, en 2002, publicó Pasa el viento. Antología poética 1942-1998, en reconocimiento a uno de los autores más destacados del país. En 2003 la Universidad del Norte recoge su obra completa en Meira Delmar poesía y prosa. Su poesía ha sido traducida al inglés, francés e italiano.

Su obra ha sido catalogada como intimista, y con influencia del movimiento piedracielista. a continuación las apreciaciones de algunos poetas colombianos sobre su obra:

Henry Luque Muñoz (1996): “En términos generales, la poesía de Meira Delmar ha buscado formalizar una experiencia ensimismada, que quiere tocar las más variadas tonalidades del sentimiento. Contempladora casi sólo de su propia emoción, en sus páginas la vida es fluido interior, no acontecimiento objetivo. Se trata de logar la mayor intimidad con la memoria, para rescatar una tribulación perdida. Podría pensarse que su finalidad es la confesión más que la imagen. Esta poesía prefiere alejarse de la elaboración compleja en aras de una sencillez crispada”.

Fernando Charry Lara (2000): “La obra de Meira Delmar, con su gracia y limpidez constantes, no cesa de darnos hermoso testimonio de la voluntad de perfección y del empeño de expresividad resplandecientes en cada una de sus líneas.... Debemos decir que la dicción de Meira Delmar es asimismo, por sus altas calidades, incorruptiblemente poética. Ello ha hecho que se la admire con general y devota atención como a figura ejemplar de las letras colombianas”.

Juan Gustavo Cobo Borda (2000): “una paulatina asimilación de la tradición hispánica, de Garcilaso de la Vega a Antonio Machado, y acorde con sus orígenes, el conocimiento de la incomparable herencia poética árabe, raíz, a su vez, de nuestra lírica. En realidad, lo que primero admiramos es la intuitiva coherencia de esta obra que, frente al mar, descubre el canto y, apelando a la infancia, se sumerge en el verso. Un verso tan emotivo como culto”.

Ariel Castillo: “...esta renovada poesía alcanza una profundidad, una densa significación, un dramatismo y una fuerza significativa verdaderamente memorables, que convierten a Meira Delmar, por la autenticidad de su obra y por el dominio del lenguaje en una de las grandes poeta dl país y de la lengua en nuestro días”.

A pesar de su edad y sus dolencias, Meira aún acudía a recitales y lecturas de su poesía pues era famosa por ser una gran lectora de su obra. Una mujer de temperamento dulce e inquieta lectora, esta barranquillera marcó la poesía colombiana con su profundidad y nostalgia.
Un adiós a esta poeta colombiana. A continuación, algunos de sus poemas:


Muerte mía
(Del libro Secreta isla)

La muerte no es quedarme
con las manos ancladas
como barcos inútiles
a mis propias orillas,
ni tener en los ojos,
tras la sombra del párpado
el último paisaje
hundiéndose en sí mismo.

La muerte no es sentirme
fija en la tierra oscura
mientras mueve la noche
su gajo de luceros,
y mueve el mar profundo
las naves y los peces,
y el viento mueve estíos,
otoños, primaveras.

¡Otra cosa es la muerte!

Decir tu nombre una
y otra vez en la niebla
sin que tornes el rostro
a mi rostro, es la muerte.
Y estar de ti lejana
cuando dices "La tarde
vuela sobre las rosas
como un ala de oro".


La muerte es ir borrando
caminos de regreso
y llegar con mis lágrimas
a un país sin nosotros
y es saber qué pregunta
mi corazón en vano
por tu melancolía

Otra cosa es la muerte.


Verde mar
(Del libro Verdad del sueño)

1

De tanto quererte, mar,
el corazón se me ha vuelto
marinero.
Y se me pone a cantar
en los mástiles de oro
de la luna, sobre el viento.
Aquí la voz, la canción.
El corazón a lo lejos,
donde tus pasos resuenan
por las orillas del puerto.
De tanto quererte mar,
ausente me estas doliendo
casi hasta hacerme llorar .

2

¡Mar!
Y es como si, de pronto,
se hiciera claridad.
Ángeles desnudos. Ángeles
de brisa con luz. Cantar
del agua que danza una
zarabanda de cristal.

Islas, olas, caracolas.
Grito blanco de la sal...

Y el corazón, de latido
en latido, dice ¡Mar!

Este amor
(Del libro Reencuentro)

Como ir casi juntos
pero no juntos,
como
caminar paso a paso
y entre los dos un muro
de cristal,
como el viento
del Sur que si se nombra
¡Viento del Sur! parece
que se va con su nombre,
este amor.

Como el río que une
con sus manos de agua
las orillas que aparta,
como el tiempo también,
como la vida,
que nos huyen viviéndonos,
dejándonos
cada vez menos nuestros
y más suyos,
este amor.

Como decir mañana
y estar pensando nunca,
como saber que vamos
hacia ninguna parte
y sin embargo nada
podría detenernos,
como la mansedumbre
del mar, que es el anverso
de ocultas tempestades,
este amor.

Este
desesperado amor.

Romance de Barranquilla
(Del libro Sitio del amor)

Porque nació frente al alba
y en el sitio de la brisa,
le dieron un nombre claro
de flor o de lluvia fina.
Un nombre para decirlo
en medio de la sonrisa,
enamorados los ojos
y el corazón: ¡Barranquilla!
Porque nació frente al alba
¡y el alba es buena madrina!

Con lino de sol y sombra
tejieron años los días
y una mañana sin nubes
despertó moza la niña.

Con los cabellos al viento,
la dulce piel encendida,
y el andar sin descanso
tal aire de gallardía
que el alma de las palmeras
arrodillóse vencida...
Porque nació frente al alba
¡y el alba es buena madrina!

Breves jazmines alados
--casi de luz detenida--
crecen con gracia delgada
cuando sus pasos atisban...
La tarde cuida su gozo,
la noche su sueño cuida,
y ella se viste con seda
de flores amanecidas
sobre la cumbre del árbol
tan solo para vestirla...

Seda dorada del roble
con hebras de melodía,
seda de la acacia roja,
seda de las campanillas
que tienen fugaz el aire
y como el aire palpitan...
Rodea sus altas sienes
un vuelo de golondrinas
y abre jacintos de oro
su diestra mano clarísima.
Porque nació frente al alba
¡Y el alba es buena madrina!

El mar de gritos azules,
el mar del habla encendida,
le trae canciones remotas
y barcas de otras orillas.
El río, tenaz viajero,
con largo asombro la mira,
y le regala blancura
de garzas estremecidas
que suben a la comarca
donde la estrella se inicia.
Y el viento pirata, el viento
de clara estirpe marina,
le ciñe el talle redondo
con brazos de lejanía,
¡y se la lleva consigo
donde la tierra limita
con el batir de campanas
de la triunfal alegría!

Porque nació frente al alba,
y porque el alba madrina,
le dio aquel nombre que pide,
para decirlo, sonrisa...
El nombre que puede ser
de flor o de lluvia fina,
y que también lleva el Ángel
de júbilo: ¡Barranquilla!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias por esos poemas.